Thursday, July 20, 2006

Dijiste algo



La conversación se hacía cada vez más confusa e interesante. Todo lo que decíamos era esencial, venía de lo más profundo, aunque seguramente sonara incomprensible para cualquiera que nos escuchara. El tiempo se desplazaba en gotas que parecían detenerse en el aire y que luego, al caer, acariciaban mi rostro.
Tenía ganas de llorar, pero me contuve. Me sentía extraño y feliz. Me invadía una sensación de intensa calma, de armonía, como si estuviese flotando en un sueño, como si formase parte de una hermosa canción que conocía, pero que había olvidado. Sabía que estaba en el medio de esos momentos que uno se pasa siglos buscando, y deseaba detenerme allí para siempre, sin pensar, para no arruinarlo.
Mi boca se movía. Las ideas ya no se reflejaban en el lago, ahora eran un río. Me estaba abriendo, y mientras le contaba cosas de la infancia que creía tener olvidadas, sentía que ella me entendía más allá de las expresiones que utilizara. Las palabras no eran tropiezos ni fuentes de confusión.
De todas maneras no quería abusar, así que le di un beso, la abracé fuerte, y le susurré algo que no recuerdo. Me separó, me miró fijo, y entonces me dijo entre lágrimas algo que ahora duele repetir; algo que jamás olvidaré.

No comments: