Tuesday, November 28, 2006

Paciencia

Trato de evitarlo, pero no puedo. Siempre que me debilito un poco vuelvo a esta balada y recuerdo el video de Axl Rose haciendo pedazos un teléfono que, en lugar de sonar, se encendía. También recuerdo en ese mismo video a Slash jugando con serpientes en la cama de un hotel mientras las chicas pasaban.
No sé para qué almaceno tantas imágenes.
Durante la separación el tiempo trabajó en mí de la manera en que sólo el tiempo puede hacerlo. Se hizo tan lento que quedé suspendido, desalojado, como entre tema y tema, rodeado de eso que se llama silencio digital y que en realidad es mucho peor que el no-ruido. Ese tiempo fue mirar un reloj con agujas que no avanzaban, con agujas que se me clavaban, procurando imágenes que no me dejaban dormir, que ponían mi mente en cualquier lado, lejos, convirtiendo a quienes me rodeaban en fantasmas.
La canción se termina.
Durante esos días comprendí el final de este tema, esa parte que dice: “cuando estás mal las calles no cambian, sólo los nombres”.

Tuesday, November 21, 2006

Niña, pronto serás una mujer



Soñar con caerse.
La sensación fue que se venía todo abajo, como si me hubieran agujereado el colchón.

Es cierto, las cosas no venían nada bien pero yo no me decidía a verlo. "Es fácil vivir con los ojos cerrados", cantaba Lennon en mi equipo y yo me dejaba llevar.
Supongo que eso, lo de no querer ver, es normal; o que, al menos, le sucede a muchos. Es decir, si Los Redondos también cantan "... a los ciegos no les gustan los sordos...", por algo será.
Lo cierto es que un día la muchacha se hartó. Tomó con una mano los buenos momentos, la cerró bien fuerte y los arrojó como si se tratara de una piedra en una de esas absurdas competencias en las que gana quien llega más lejos. El resultado: ella con el futuro clavado en su frente, y el paso firme. Yo, dando vueltas, mareado, buscando la piedra, intentando caer.
De lo que pasó después, no hay mucho que agregar. La chica pensó que crecer era acostarse en cualquier cama y decir todas las mentiras que fuesen necesarias. Creyó que ser grande era desconfiar de todos, y así dejó de creer en ella misma.

Wednesday, November 15, 2006

Disfruta el silencio



No sé si ella me dejó porque yo ya estaba así, o si yo estoy así porque ella me dejó.
Estoy tan acostumbrado a esta habitación, que no me resulta para nada desagradable. No tengo idea de cuánto hace que estoy acá, pero sé que a veces el tiempo se hace tan lento que siento que lo puedo estudiar, como si fuera la letra de una canción escrita en la palma de mi mano.
Casi todo lo que hago es bajar música, y creo que voy a continuar así hasta que desaparezca Soulseek. Dicen que eso va a suceder pronto, razón por la cual todos andamos un poco desesperados.
No tengo ganas de salir ni de estar con nadie. No tengo nada para dar. Estoy vacío y sólo necesito de las canciones. La lista de archivos para bajar es larga, y cada vez se estira más.
Vivo de noche y disfruto el silencio, aunque a veces mi cabeza es difícil de callar. Mientras los temas bajan a una velocidad exasperante, escucho música o leo, pero hay veces en que eso no me alcanza y comienzo a sentir que estoy por enloquecer.
Intento no tomar alcohol; es que quiero estar bien no sólo hoy, sino también mañana cuando me despierte.
De afuera sólo extraño algunas cosas, como mis amigos. Pero sé que ellos, como todo el mundo, están ocupados poniendo ladrillos en las paredes de su futuro.
Mi conexión es lenta y me lleva mucho tiempo conseguir cada tema. Mis ojos se queman de tanto mirar la pantalla que indica el porcentaje de archivo que ya tengo en mi equipo. Por eso voy a pasar el tiempo escribiendo la historia de cada canción; o, mejor dicho, voy a entrar a las canciones para escribir desde ellas mi historia; sólo así podré salvar mis ojos.

Tuesday, November 07, 2006

Bestia de carga

Hay un hijo de puta que me tiene loco. Está todo el día tirado en la cama y le da a la cerveza una tras otra. Deja las latas tiradas, anda siempre en chancletas y usa los pantalones desabrochados dejando ver la mitad de la raya del culo. Lleva barba y pelo largo, y está cada vez más gordo. Quizás alguna vez lo viste por la calle girando el cuello de un lado para el otro en busca de mujeres, mirándoles el culo, diciéndoles de todo.
Jamás trabajó. Todo lo que fuma es prestado. Los domingos va a la cancha y los sábados toma vino de cartón antes de entrar de colado a los recitales. Dice que sólo pagaría la entrada si es para ver a los Redondos.
Parece hippie, pero los odia, aunque no sabe bien por qué. Se acuesta de madrugada y se levanta cuando se le da la gana. Sueña que se toma unas líneas con Jagger y que un día Maradona al verlo patear un tiro libre le dice: “jugá en mi equipo para siempre”.

Está seguro de que las mujeres son agujeros que hablan y nunca entiende del todo lo que le dicen, pero por un polvo es capaz de soportar cualquier tortura.
Confunde amor con banderas de clubes de fútbol, piensa que al mundo lo iluminan las lamparitas y sólo te abraza si es para festejar goles.
No le importa mentir a quien sea.
No tiene nada para perdonarse.
No se acuerda el nombre de ninguna ex-novia y hace años que no llora.
No tiene cicatrices ni marcas de ninguna clase, excepto en el pecho, lugar donde lleva un tatuaje con el rostro de su madre.
Le encanta eructar y tirarse pedos en la cama para luego zambullirse entre las sábanas. Se mete los dedos en la nariz hasta casi tocarse los ojos y luego pega los mocos en cualquier lado.
Le puso nombre a su pene y muchas veces se lo rasca mientras te habla... pero lo peor es que cuando va al baño se limpia con las toallas, o con las hojas donde escribo mis poemas.
Es tan bestia que si entrara a una canción trataría de encontrar algo para robarse.
Lo padecí tantas veces que ya no sé que hacer. Cada vez que algo me está saliendo bien, aparece y lo arruina todo. Debería matarlo, darle cerveza hasta que se muera, pero no puedo; es que cada vez que los fantasmas vuelven, el tipo viene, dice un par de groserías y me salva.
Lo sé, no debería aceptar su ayuda, es un animal y lo aborrezco, pero desde que nací que lo llevo adentro de mí.