Wednesday, December 13, 2006

Héroes


Si estuviese conforme con esta vida, podría considerarme muerto.
Si estuviese del todo vivo no estaría alimentándome de canciones, ni escribiendo sobre ellas para deshacerme de esta sensación.
Quizás escuché demasiada basura en la radio y ahora empiece a vomitar.
Quizás me conozco poco o nada, pero sé que jamás me perdonaré no haber sido valiente cuando las canciones que escuchaba necesitaban un héroe.
Lo cierto es que no tengo héroes vivos. Vi como cada uno se desvanecía en los incendios de mi corazón y no los pude rescatar. Lo siento por David Bowie, pero todos mis héroes están muertos. Fueron demonios y el tiempo los hizo ángeles. Ningún disparo, ninguna crítica los puede alcanzar. Ellos son mis héroes. Viven en mí. Ya no pueden defraudarme.
De todas maneras ninguna recompensa me devolverá el tiempo perdido por haber ido hasta el final de tantos discos y no haber encontrado nada bueno, excepto el deseo de hacer dinero.
Por eso vomito estas palabras, porque no las soporto dentro de mí.
Por eso, como en esta canción, me paro contra el paredón y espero que algún recuerdo me derribe, mientras pienso en mis héroes, dejando que vivan por mí cada vez que me siento muerto. Aunque ellos también lo estén.

Tuesday, November 28, 2006

Paciencia

Trato de evitarlo, pero no puedo. Siempre que me debilito un poco vuelvo a esta balada y recuerdo el video de Axl Rose haciendo pedazos un teléfono que, en lugar de sonar, se encendía. También recuerdo en ese mismo video a Slash jugando con serpientes en la cama de un hotel mientras las chicas pasaban.
No sé para qué almaceno tantas imágenes.
Durante la separación el tiempo trabajó en mí de la manera en que sólo el tiempo puede hacerlo. Se hizo tan lento que quedé suspendido, desalojado, como entre tema y tema, rodeado de eso que se llama silencio digital y que en realidad es mucho peor que el no-ruido. Ese tiempo fue mirar un reloj con agujas que no avanzaban, con agujas que se me clavaban, procurando imágenes que no me dejaban dormir, que ponían mi mente en cualquier lado, lejos, convirtiendo a quienes me rodeaban en fantasmas.
La canción se termina.
Durante esos días comprendí el final de este tema, esa parte que dice: “cuando estás mal las calles no cambian, sólo los nombres”.

Tuesday, November 21, 2006

Niña, pronto serás una mujer



Soñar con caerse.
La sensación fue que se venía todo abajo, como si me hubieran agujereado el colchón.

Es cierto, las cosas no venían nada bien pero yo no me decidía a verlo. "Es fácil vivir con los ojos cerrados", cantaba Lennon en mi equipo y yo me dejaba llevar.
Supongo que eso, lo de no querer ver, es normal; o que, al menos, le sucede a muchos. Es decir, si Los Redondos también cantan "... a los ciegos no les gustan los sordos...", por algo será.
Lo cierto es que un día la muchacha se hartó. Tomó con una mano los buenos momentos, la cerró bien fuerte y los arrojó como si se tratara de una piedra en una de esas absurdas competencias en las que gana quien llega más lejos. El resultado: ella con el futuro clavado en su frente, y el paso firme. Yo, dando vueltas, mareado, buscando la piedra, intentando caer.
De lo que pasó después, no hay mucho que agregar. La chica pensó que crecer era acostarse en cualquier cama y decir todas las mentiras que fuesen necesarias. Creyó que ser grande era desconfiar de todos, y así dejó de creer en ella misma.

Wednesday, November 15, 2006

Disfruta el silencio



No sé si ella me dejó porque yo ya estaba así, o si yo estoy así porque ella me dejó.
Estoy tan acostumbrado a esta habitación, que no me resulta para nada desagradable. No tengo idea de cuánto hace que estoy acá, pero sé que a veces el tiempo se hace tan lento que siento que lo puedo estudiar, como si fuera la letra de una canción escrita en la palma de mi mano.
Casi todo lo que hago es bajar música, y creo que voy a continuar así hasta que desaparezca Soulseek. Dicen que eso va a suceder pronto, razón por la cual todos andamos un poco desesperados.
No tengo ganas de salir ni de estar con nadie. No tengo nada para dar. Estoy vacío y sólo necesito de las canciones. La lista de archivos para bajar es larga, y cada vez se estira más.
Vivo de noche y disfruto el silencio, aunque a veces mi cabeza es difícil de callar. Mientras los temas bajan a una velocidad exasperante, escucho música o leo, pero hay veces en que eso no me alcanza y comienzo a sentir que estoy por enloquecer.
Intento no tomar alcohol; es que quiero estar bien no sólo hoy, sino también mañana cuando me despierte.
De afuera sólo extraño algunas cosas, como mis amigos. Pero sé que ellos, como todo el mundo, están ocupados poniendo ladrillos en las paredes de su futuro.
Mi conexión es lenta y me lleva mucho tiempo conseguir cada tema. Mis ojos se queman de tanto mirar la pantalla que indica el porcentaje de archivo que ya tengo en mi equipo. Por eso voy a pasar el tiempo escribiendo la historia de cada canción; o, mejor dicho, voy a entrar a las canciones para escribir desde ellas mi historia; sólo así podré salvar mis ojos.

Tuesday, November 07, 2006

Bestia de carga

Hay un hijo de puta que me tiene loco. Está todo el día tirado en la cama y le da a la cerveza una tras otra. Deja las latas tiradas, anda siempre en chancletas y usa los pantalones desabrochados dejando ver la mitad de la raya del culo. Lleva barba y pelo largo, y está cada vez más gordo. Quizás alguna vez lo viste por la calle girando el cuello de un lado para el otro en busca de mujeres, mirándoles el culo, diciéndoles de todo.
Jamás trabajó. Todo lo que fuma es prestado. Los domingos va a la cancha y los sábados toma vino de cartón antes de entrar de colado a los recitales. Dice que sólo pagaría la entrada si es para ver a los Redondos.
Parece hippie, pero los odia, aunque no sabe bien por qué. Se acuesta de madrugada y se levanta cuando se le da la gana. Sueña que se toma unas líneas con Jagger y que un día Maradona al verlo patear un tiro libre le dice: “jugá en mi equipo para siempre”.

Está seguro de que las mujeres son agujeros que hablan y nunca entiende del todo lo que le dicen, pero por un polvo es capaz de soportar cualquier tortura.
Confunde amor con banderas de clubes de fútbol, piensa que al mundo lo iluminan las lamparitas y sólo te abraza si es para festejar goles.
No le importa mentir a quien sea.
No tiene nada para perdonarse.
No se acuerda el nombre de ninguna ex-novia y hace años que no llora.
No tiene cicatrices ni marcas de ninguna clase, excepto en el pecho, lugar donde lleva un tatuaje con el rostro de su madre.
Le encanta eructar y tirarse pedos en la cama para luego zambullirse entre las sábanas. Se mete los dedos en la nariz hasta casi tocarse los ojos y luego pega los mocos en cualquier lado.
Le puso nombre a su pene y muchas veces se lo rasca mientras te habla... pero lo peor es que cuando va al baño se limpia con las toallas, o con las hojas donde escribo mis poemas.
Es tan bestia que si entrara a una canción trataría de encontrar algo para robarse.
Lo padecí tantas veces que ya no sé que hacer. Cada vez que algo me está saliendo bien, aparece y lo arruina todo. Debería matarlo, darle cerveza hasta que se muera, pero no puedo; es que cada vez que los fantasmas vuelven, el tipo viene, dice un par de groserías y me salva.
Lo sé, no debería aceptar su ayuda, es un animal y lo aborrezco, pero desde que nací que lo llevo adentro de mí.

Tuesday, October 24, 2006

Debajo del puente


Debajo del puente. Esta canción me lleva a la historia que tanto me cuesta contar, a la historia que jamás conté. Dicen que querer comprender el verdadero significado de una canción, en el mejor de los casos es una tarea ingenua y absurda.
Dicen que suponer que las canciones hablan de uno, demuestra que tu ego no se ajusta a las dimensiones de la realidad y que, posiblemente, en tu cerebro o en tu corazón las cosas no marchan del todo bien. Pero a mí no me importa.
“Nunca más quiero volver a sentirme así...” canta Anthony Kiedis.
Sólo puedo decir que fue una temporada en el cielo y luego el infierno. Ella era un ángel de fuego y yo sabía cómo hacerla volar, hasta que mis hilos se quemaron.
“Llévame al lugar que amo...”, siento que aprendí algunas lecciones que ahora no sirven de nada. Tengo el puente de los Red Hot Chilli Pepers en mi cabeza, y en el medio hay un abismo.
“Nunca más quiero volver a sentirme así...” últimos acordes.
Necesito algo que me alivie.
Necesito rock. Debajo del puente, estoy herido.
Y necesito bajar canciones para recuperarme, para encontrar la verdad.
Las canciones me lo van explicar, yo sé que sí.
(Marcelo Vertua)

Tuesday, September 26, 2006

Mujer


Empezar con otra...
Conocer su historia, sus secretos, sus miedos. Aprender a caminar al mismo ritmo abrazados o tomados de la mano, saber cuándo hablarle y cuándo callar, dónde tocarla y dónde no. Observar sus movimientos, sus modales, sus silencios, y hacerme amigo de ellos, y de sus mañas y de sus amigos. Entrar a su mundo y dejarla entrar al mío sin que se asuste. El primer beso y el primer abrazo, la primera noche y la primera lágrima rodando desnuda por la mejilla, o escondiéndose en un pañuelo.

Me pregunto cómo serán esos momentos y los que vengan después, ¿serán como con Gisela?
¿Le haré los mismos chistes de siempre? ¿Tendrá perro o alguna mascota? Y si tuviera: ¿le caeré bien? Cuando al cabo de un tiempo entre en confianza, ¿se meterá los dedos en la nariz? ¿Me bombardeará con absurdos reproches?
¿Dormirá tapada en verano? ¿Tendrá tendencia a engordar? ¿Le gustará la música que escucho o, al menos, la respetará? ¿Sabrá algo de Lou Reed o, aunque sea, de Jimi Hendrix? ¿Le gustarán mis poemas? ¿La emocionarán? ¿Dirá malas palabras? ¿Me dejará decirlas? ¿Querrá cambiar mi modo de vestir? ¿Odiará viajar en subte? ¿Le gustará emborracharse? ¿Le tendrá miedo a los aviones? ¿Podremos volar juntos?
En lugar de llamarme por mi nombre, ¿utilizará esos apodos horribles? ¿Enfermará de celos? Cuando se enoje, ¿me cortará el teléfono diciendo que no la llame nunca más, para luego ponerse furiosa porque no lo hice?
¿Me dejará entrar a mi casa cuando vuelva tarde? ¿Interpretará siempre lo que digo en el peor sentido? ¿Criticará a mis amigos y a mi familia?
Lo siento.
La canción se oscureció de golpe... No creo que Lennon, al escribir Woman, haya pensado en todas estas cosas.
Recuerdo lo poco atractiva que me resulta Yoko, mientras pasan los temas y caigo en la cuenta de lo distinto que se vería mi pequeño mundo si mis ojos no estuvieran cubiertos por esta neblina de preguntas absurdas.
Como sea, todavía no estoy listo.
Necesito continuar aquí.

Marcelo Vertua

Monday, July 24, 2006

La mayor parte del tiempo


No voy a ponerme a hablar de las virtudes de Bob Dylan como compositor: hay miles de páginas editadas que dan cuenta de ello. Pero creo que esta canción va más allá. Cada vez que la escucho me siento mejor y tengo la sensación de que me conozco un poco más. La melodía es una caricia, un abrigo. Y la letra simplemente me conmueve, no tanto por lo que dice, sino por la intensidad de lo que calla.

“La mayor parte del tiempo
veo todo claro alrededor.
La mayor parte del tiempo
puedo mantener los pies sobre el suelo (...)

Ni siquiera me doy cuenta de que ella se fue.
La mayor parte del tiempo”.

En la superficie, todo esto puede sonar deprimente o, al menos, aburrido, pero en el fondo el mensaje es positivo y, sobre todo, realista. Combinación difícil de lograr. Luego de oír esta canción me siento en paz: hay alguien allá afuera que alguna vez se sintió como yo y que, además, lo describió perfectamente.

“... la mayor parte del tiempo...
puedo sostenerme,
lidiar con la situación
hasta los huesos.
Puedo sobrevivir, y puedo aguantar
y ni siquiera pienso en ella
la mayor parte del tiempo (...)

Puedo reírme en la cara de la humanidad.
Ni siquiera recuerdo cómo se sentían sus labios en los míos
la mayor parte del tiempo”.

Llegado a este punto, me siento obligado. De tanto escuchar “la mayor parte del tiempo”, inevitablemente tengo que detenerme en lo que no menciona, en lo que le sucede durante la “otra parte” del tiempo. Y la respuesta que me doy es que durante esos “otros” momentos debe sentirse fatal, terriblemente solo y perdido... aún así, mantiene la lucidez y la entereza, y en lugar de caer en la autocompasión y el melodrama, elige referirse a los momentos buenos, cuando el pasado no sale a su encuentro.
Si “casi siempre” puede sobrevivir y aguantar, entonces “a veces” debe desesperarse, agonizar. Si “casi nunca” piensa en ella, entonces “a veces” sí lo hace, y durante esos momentos el dolor lo oprime, lo enceguece; pero no se pone a gritar ni a llorar, sino que junta fuerzas, toma distancia, y habla con claridad, como si de verdad pudiera manejar la situación.
La canción se termina, pero las palabras van a quedarse retumbando en mi cabeza... tengo mucho que aprender, y Dylan es un gran maestro.

“La mayor parte del tiempo
ella ni siquiera está en mi mente (...)
La mayor parte del tiempo estoy medio contento.
La mayor parte del tiempo
sé exactamente adónde fue a parar todo.
No me engaño, no corro ni huyo
de los sentimientos sepultados adentro.
No me comprometo, ni simulo.
Y ni siquiera me importa si alguna vez vuelvo a verla
La mayor parte del tiempo...”.
Marcelo Vertua

Thursday, July 20, 2006

Dijiste algo



La conversación se hacía cada vez más confusa e interesante. Todo lo que decíamos era esencial, venía de lo más profundo, aunque seguramente sonara incomprensible para cualquiera que nos escuchara. El tiempo se desplazaba en gotas que parecían detenerse en el aire y que luego, al caer, acariciaban mi rostro.
Tenía ganas de llorar, pero me contuve. Me sentía extraño y feliz. Me invadía una sensación de intensa calma, de armonía, como si estuviese flotando en un sueño, como si formase parte de una hermosa canción que conocía, pero que había olvidado. Sabía que estaba en el medio de esos momentos que uno se pasa siglos buscando, y deseaba detenerme allí para siempre, sin pensar, para no arruinarlo.
Mi boca se movía. Las ideas ya no se reflejaban en el lago, ahora eran un río. Me estaba abriendo, y mientras le contaba cosas de la infancia que creía tener olvidadas, sentía que ella me entendía más allá de las expresiones que utilizara. Las palabras no eran tropiezos ni fuentes de confusión.
De todas maneras no quería abusar, así que le di un beso, la abracé fuerte, y le susurré algo que no recuerdo. Me separó, me miró fijo, y entonces me dijo entre lágrimas algo que ahora duele repetir; algo que jamás olvidaré.

Monday, July 03, 2006

No me gustan los lunes


¿Por qué no me gustan los lunes?
Podría dar decenas de explicaciones, pero todas corresponderían al tiempo en que el nombre de los días significaba algo. Por eso prefiero responder que la pregunta no importa y que en todo caso, como siempre, la respuesta está en las canciones.

Marcelo Vertua